Resistencia

Somos la resistencia. Nos hemos rebelado. Temblad.

Estamos indignadas. Nos han quitado zumba. Sí, lo que oís. En el gimnasio nos prometieron que no nos iban a quitar clases en verano y zas, mentira. Nos han dado donde más nos duele. Nos han quitado zumba. Al turno de las dos y media de la tarde nos han marginado. 

I N A D M I S I B L E.

Somos diez mujeres fijas en las clases, más las que se suman de vez en cuando. Hombres vienen pocas veces, pero cuando vienen son la caña. De las mujeres, yo soy la más txiki. No sé quién será la mayor, pero roza la cincuentena. Somos la Lucía, la Silvia, la Mar, la Saray, la rubia, la Maria, la Bea, una servidora, y así susesivamente. A todas nos gusta Maluma pero solo a ratos. Y Max Pizzolante también.

Cuando no nos sale un paso nos lo inventamos. Y movemos el culo. Tol rato, sin parar, para disimular. Ah, y sonreímos. Que la Bea siempre dice que si sonreímos quedan mejor las coreos. A la Bea, la profe, la traemos de cabeza a veces. Pero solo a veces. También gritamos a veces para darle emoción al asunto. Y a veces tenemos demasiada energía para ser las dos y media de la tarde en el infierno de los madriles.

A esa hora siempre hay alguna empachada y alguna otra hambrienta. Y el restaurante de abajo nos joribia con el olorcillo a pescadito frito. A veces huele a sardinillas. Otras veces huele a calamares. Y a veces solo huele a costillicas de cerdo. Qué cosas.

Ay, que me enrollo. Eso. Revolución. A las armas.

Un día llegamos a clase y nos dijeron que no iba a haber más clases hasta agosto. Y ahora que no va a haber hasta septiembre. Indignadas nos hallamos. Esto no pué ser.

Reconozco que del rebote que me pillé dije que no volvía al gym. Mentira. 

Fue ir a comprar bañadores, ver mis pequeños y nada adorados flotadores y volverme pro gym otra vez. Así que al cabo de un par de días, volví al gimnasio a fingir que hacía ejercicio sobre la bici estática. Estaba yo jurando en arameo por la caló que hace en los madriles en pleno julio cuando se me acercó la Lucía:

– ¡Amaia! ¿Qué haces sobre la bici?

– Hombre, pues si no hay zumba, algo habrá que hacer. A mí en pilates no me pillan ni de coña.

– ¿Que no hay zumba? Eso te crees tú. Vente para arriba.

SÍ. SEÑORAS Y SEÑORES. HAN MONTADO UN GRUPO DE RESISTENCIA.

No hay profesora, pero nos da igual. Todos los días a las dos y media, la Silvia enchufa su móvil a los altavoces y YEEEEESSSSSS. ZUMBA TIME. 

El tío del gimnasio se ríe un poco de nosotras, pero en el fondo tiene envidia de nuestro ritmo zumbero. Amonoooooh!

Nos sabemos todas las canciones con sus coreografías. Bueno, en realidad no. Cuando llega un paso que no sabemos, la Silvia se lo inventa. Y le seguimos. Porque aquí todas a una. Y si no pues movemos el culo. Fácil, sencillo y para toda la familia.

Total, que el otro día empezamos bailando tres. La Silvia, la Lucia y yo. Y acabamos bailando seis o siete. Somos ídolos de masas o qué pasa. Dadnos tiempo que os organizamos una máster class.

Faltaría más. 

Con la zumba NO SE JUEGA.

PD: Subimos el volumen por encima de lo permitido. Ojocuidao, que tamos mu locas.

Os seguiré informando de los avances de nuestra protesta. Besis

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s