Qué difícil es reencontrarse.
Con una en el paro y con la otra en un amago de paro vacacional, la Bego y yo llevamos meses sin saber la una de la otra.
Vale, que sí, que esta vez me he pasado un poquito. Reconozco que le he dado demasiadas vacaciones a la Bego, pero es que no me apetecía darle vueltas a mi vida. Han sido unos meses un poquito raros, con muchos cambios, y no ha sido nada fácil volver a escribir un post.
¿Por qué? Pues no lo sé ni yo. Que se lo pregunten a la media docena de posts que tengo empezados en borradores y que espero que nunca vean la luz.
En el fondo me ha venido bien salir de Pamplona, rebozarme en la arena de Benidorm y recorrerme cerca de 14000 kilómetros en avión para acabar viendo a la Orquesta Sinfónica de Israel en el Teatro Colón y comiendo choripanes y alfajores en el centro de Buenos Aires. (¿Y a quién no?)
A pesar de la distancia, la Bego ha terminado por encontrarme y hemos decidido darnos otra oportunidad.
Nos leemos mañana, la Bego y yo tenemos mucho de que hablar.