Punto. Respira. Punto (I)

Le pone nerviosa la puntuación. Le digo que me lea como si me estuviese escuchando. No le convence.

Coge aire con los puntos, con las comas, con los puntos y comas. Otra vez.

Amaia -me dice-, que no escribas como hablas, que resta en las oposiciones. La Bego se descojona a mi lado. Yo también. Cojo aire entre carcajada y carcajada mientras noto cómo me taladra a distancia con la mirada. Está leyendo el blog ahora mismo y sé que le está entrando la risa.

Se ríe pero quiere tirarme un zapato a la cabeza.

Es amor-odio. A partes iguales.

Me ha pedido matrimonio junto con otras dos personas. Tres son multitud, cuatro ni te cuento. Así que he optado por irme de la ciudad y por ponerme su anillo en la mano izquierda. Matrimonio sí, pero con reglas. Primero dame cerveza. Después escribo un punto para que cojas aire. Otra vez. ¿Qué tal los pulmones? ¿Bien? Ah, sí, el matrimonio. Pues eso, que cerveza, puntos finales y ya, si eso, vamos viendo.

Aunque le cabree mi mala puntuación se lee todos mis parrafones. Nunca comenta. A veces me informa de que me ha leído en un titular. Pero solo cuando hablo de su persona. De su persona o de su tipo de interés. Sus regalos de cumpleaños están al nivel de pedidas de mano. No son anillos lo que pide, son hipotecas. Hemos pedido cita para que su proyecto de marido pase el test de estrés, como los bancos.

Me acabo de ganar un collejón. Pum. Trrraumatismo crraneoencefálico. Lo sé. Me estoy jugando la vida. Coge aire, txati. Otra vez. No te agobies. Solo es un punto. Y ahora una coma, seguida de un punto y coma. Ah, no, de esto último no me queda en el teclado.

En el fondo me echa de menos. Tanto, tantísimo, que a mí no me ha pedido regalo de cumpleaños porque le vale con venir a visitarme. Y eso que yo iba a pedirle matrimonio. Vale, deja de contener el aire. Respira. Coge aire. Suéltalo. Y así sucesivamente.

Está claro que le he perdido el miedo a la muerte. Me estoy jugando la vida con tanto punto.

Respira. Punto. Respira.

No es una persona violenta, de verdad, pero sé que si pudiese, ahora mismo estaría cortándome en cachitos. Pero no por nada. Solo para que la digestión sea más ligera. Lo que no sabe es que -para variar- estoy rellena de tortilla de patata. Hoy soy de digestión pesada. Culpa de la Cris y de la Maito.

Echo de menos el Anboto, el txakolí y los ‘hoydetranquis’ que acaban en desayuno.

Feliz no cumpleaños y Feliz truñorulo.

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