Como en el recreo

«Aita, es que mira qué le ha hecho, eso es falta clarísima». No tiene más de seis años y está de pie sobre los asientos de Graderío Sur para poder ver el terreno de juego. Le flanquean dos amigos de su edad, y su padre los mira risueño. Están los tres indignados porque «ese del Alavés» le ha dado un «patadón» a Alex Berenguer. Ven el fútbol como un juego, pero se enfadan mucho, igual que «los mayores» que los rodean y gritan como posesos a un árbitro que permanece impasible ante el abucheo.

Se saben todas las canciones y las cantan a voz en grito. Pero no dicen insultos, eso no. Su padre no les deja y ellos ni siquiera saben qué significan. Ellos solo quieren animar a Osasuna, son rojillos «pa’ siempre». Supongamos que se llaman Aitor, Iosu y Mikel. Supongamos que entienden el fútbol como un juego. Supongamos también que juegan en un equipo y que su entrenador les ha inculcado los valores del esfuerzo, del juego limpio, de la honradez y de la constancia.

Osasuna ha empezado perdiendo, pero ha conseguido empatar y lucha por adelantarse en el marcador. «¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!». Urko Vera adelanta a Osasuna en el luminoso y Aitor, Iosu y Mikel saltan eufóricos. El padre de Iosu los abraza y los levanta a los tres a la vez. Son pequeños y la alegría se desborda por todos sus poros. Aplauden con ganas y miran a su alrededor con satisfacción. Creen ser los que más saben de fútbol en todo el estadio, y quizá lo sean.

Todos los aficionados de Graderío Sur empiezan a cantar con energía: Pasan los años, pasan los jugadores, la directiva mañana ya no está. Yo quiero al club, quiero a la camiseta y los corruptos fuera del Sadar. Aitor, Iosu y Mikel cantan con todos pero no entienden lo de los corruptos. «Son señores que han robado mucho”, podría haberles dicho el padre. Pero no oigo bien su respuesta. Solo veo la carita roja de Mikel, que tiene un poco de frío. No quieren saber nada de corrupción, ni de trapicheos, ni de compra de partidos. Ellos creen que el fútbol se juega en el campo, que cuando “los mayores” dicen que el fútbol a veces se juega en los despachos es porque unos señores con traje y corbata han montado una portería con dos sillas y le dan patadas a una pelota de papel. Como ellos en el recreo.

Nino marca el tercer gol. Ya todo les da igual. A Aitor, a Iosu, a Mikel, a todo el Sadar, que bota y bota y bota. Solo les importa que su equipo ha ganado y que la Primera División está cada día más cerca. Se les han olvidado las causas abiertas en los tribunales, las acusaciones de corrupción, los millones de euros desaparecidos. Solo piensan en que los rojillos, esta vez, han vencido. Como si el fútbol fuese solo un juego. Como en el recreo.

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