Ay, odio que haya días para todo. Sí, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿para comprarles cosas?

A ver amigos, vaya tonterías dice la gente. Pues sí, es necesario que haya días para todo y para todos. Todos tenemos un día especial, nuestro cumpleaños, ¿no? Un día en el que los que más te quieren se acuerden de ti. Especialmente de ti. Ese día tú eres el rey o la reina de tu vida. Que sí, que vale, que es como el resto de días. Tiene veinticuatro horas y encima te haces más viejo. Pero, ¿no os sentís especiales?

Tener un día para ti, aunque sea compartido con miles o millones de personas es un auténtico regalo. Sabes que ese día estás en la mente de las personas que más quieres, y puede que con más fuerza que cualquier otro día. ¿Y a quién no le gusta sentirse querido y sentir que se acuerdan de él o ella?

Es igual que un aniversario en pareja. Ya sabemos que una relación se cuida día tras día, y que no hace falta que sea San Tontín para darle una sorpresa a esa persona tan especial… ¿Pero a que nos hace ilusión cuando nos dan una sorpresa o cuando sabemos que ese día se cumple un año más desde que os conocisteis?

Vale, que sí. Que soy una moñas. Pero es que estoy un poco cansada de que los días del padre, de la madre o de la naranja podrida se consideren una tontería. ¿Qué pasa, las naranjas podridas no tienen derecho a tener un día para ellas?, ¿eh, eh? Sociedad discriminadora. [Mientras escribo esto me acuerdo de la nazius, que me mandaría a tomar aire fresco por decir estas tonterías].

Así que como estoy hasta el moño de que les hagan de menos a mis naranjas podridas y a mis papis, pues oye, que FELIZ DÍA DEL PADRE.

Sí, que ya está bien. Que un padre es más importante de lo que muchas veces se dice. Piensas que madre no hay más que una, pero un padre también es único.

Y para único mi padre, que lleva toda la vida llevándonos a una hija de cada brazo. Mira que pesadas somos un rato largo, en especial mi hermana pequeña, pero él nunca se queja. Siempre sigue ahí, un día tras otro. Y encima, encima es el más guapo de todos!!! Sí o no?

Es mejor que el bueno de la peli, pero también es el más gracioso, y hasta el malo de la película si le dejamos.

¿He dicho ya que es el más guapo?

Es el mejor padre del mundo. Que sí, que sí. Que a ver qué otro te gana corriendo (vale, a mi cualquiera me gana pero es una pasadica lo que corre el tipo) y encima le da tiempo a reírse de ti por el camino. Y a ver qué otro baila contigo en Ozone. Eh, y baila como nadie. El mejor. Envidiosos, já.

Es un referente, un camino a seguir. Es una de esas personas que te dice: venga, va, vamos a tomar algo. Eh, venga, va, no hagas ni caso. No hacen falta más palabras. Venga, va, va. Solucionado. Ni cura, curita sana, culito de rana. No, no. Te lo soluciona con cuatro palabras. Y siempre tiene un porqué. De tal palo, tal astilla torcida. Yo pregunto siempre por qué, y él siempre tiene una respuesta.

Hasta el fin del mundo y más allá, papá.

Y cómo no, también tiene a la mejor compañera para educar a dos niñas descarriadas de la vida y con más pájaros en la cabeza que una cuadrilla de adolescentes. Es un padre, es una madre. Son nuestros padres y son los mejores que se podría tener. Aunque quieran que me vuelva ya para casa y yo me aferre a mi cama escocesa como si me fuese la vida en ello. Aún así. Y si tienen que tener un día, que lo tengan, y ojalá tuviesen muchos más.

Es difícil decir lo que uno siente, al menos cara a cara. Vale, igual a otros no les cuesta. A mi me cuesta horrores. Pero solo puedo afirmar que soy la chica más afortunada del mundo por tener la familia que tengo. Amigos, padres, hermana. Cuatro, ¿y para qué más? Dicen que las personas más importantes de tu vida se cuentan con los dedos de la mano, y con ellas tres ya tengo más de media mano. Más de la mitad de mí.

Os quiero papis, te quiero hermana.

Feliz día del padre, papá. Y porque sigamos celebrándolo muchos años más.

See you soon,

Amaia.