Eeeeeeeeh viva nosotras. VIVA NOSOTRAS. QUE ORGULLOSOS TIENEN QUE ESTAR NUESTROS PADRES DE NOSOTRAS. Conseguimos llegar de Varsovia a Cracovia sin bajas. Bueno, con unas cuantas galletas menos. Pero nos costó lo nuestro.
Digamos que madrugamos lo nuestro. Mogollón para ser nosotras. Sobre todo teniendo en cuenta que trasnochamos como españolas y madrugamos como polacas. Madre mía. Qué dolor, qué dolor.
Nada, desayuno de reinas y ale, a ver el museo de la Insurrección. Que maravilla, amigos. Eso es un museo y el resto tonterías. Vale, somos unas frikis de la historia pero es que Varsovia tiene mucha historia…y muy triste. Tan triste como sus calles. El centro histórico es una maravilla pero entre calles grises y personas normalmente tristes… todo resulta triste. Aunque hemos decidido hacerle caso al camarero del bar español que nos dijo, sabiamente, que los polacos son personas muy alegres y cálidas. Y lo hemos comprobado. Pero vayamos por partes.
Salimos del museo y nos fuimos a la estación de tren para irnos a Cracovia. Vaya por dios. Que llegamos tarde al tren por dos minutos. Nada, a esperar al siguiente… Vaya desastre. Tres chavalas intentando hablar en inglés con una polaca que no sabía ni inglés ni castellano. De risa. Bueno, que al final cogimos el tren a las siete y media de la tarde. ¿Y qué hacer durante cinco horas? Comer y comprar ropa. ASÍ, SÍ.
Y luego para el tren. Un tren genial por lo destartalado y harrypottiense. Vagones de ocho personas…hasta teníamos a Santa Claus. Y casi tres horas de viaje. Sin wifi. Sin sitio donde apoyarnos para dormir (o estudiar mamá, que me he traído libros – pero no había mesa). Oh my gosh.
Pero nada, entre una cosa y otra aparecimos en Cracovia a las diez de la noche. Y a las diez de la noche, a buscar el apartamento. Apartamento que no encontramos, por cierto. Nos fuimos a la dirección que marcaba, pero no leímos que había que ir a otra dirección a por las llaves. NO PASA NADA. A las doce de la noche estábamos cenando. Pero sanas y salvas, que para ser nosotras es un milagro!
Ay Cracovia. Que ciudad más bonita. Vale, la conocimos de noche, pero al menos era acogedora. Y a la luz del día más. Y hablando de la luz del día…que día más bonito hoy. Y qué belleza de ciudad, repito.
Hoy hemos conocido a un chico de Cracovia, amigo de María. Nos ha enseñado esos sitios que los turistas no ven y que solo conocen los lugareños. Una maravilla. Y encima nos ha invitado a comer a su casa, con sus padres.
Al principio creíamos que íbamos a estar muy incómodas. Normal creo yo, ir a una casa donde solo habla español el amigo de María… el resto solo polaco… bueno, vale, uno hablaba inglés. Pero no, ha sido genial, amazing.
Hemos comido sopa de pollo y un plato típico polaco. Qué maravilla. Qué rico. Nos hemos dado un atracón. Y lo mejor de todo: nos hemos sentido casi en familia.
No sabes lo que echas de menos comer en familia y un buen guiso hasta que no llevas casi dos meses comiendo jamón con pan y pechugas de pollo a la plancha por pereza. Qué felicidad. Y que familia tan acogedora. Y que cuñao que tenía el amigo… a ver…que no lo digo yo papá, que lo dicen los estándares polacos. Ay, madre mía. El postre también muy rico…chocolatico. Pero el cuñao… jaja. O al menos eso dicen estas papi.. que ya sabes que a mi me ponen un plato de comida delante y me da igual cenar con Santa Claus o con Rudolf. I PROMISE IT.
En definitiva, nos encanta la comida polaca. Lo hemos demostrado hoy de sobra… Ni una migaja en el plato y comida de los puestos de la calle…Ay amaaaaaa. Debería de haber una ley que prohibiese cocinar tan bien…es un atentado contra las lorcis.
Pero NO PASA NADA. Para curarnos las penas nos hemos ido de compras… Me han engañado para comprarme una camiseta cortita, unas botas… Yo no quería mamá, han sido las circunstancias. Y Lucía, que hace conmigo lo que quiere. Ajam.
Para terminar el día una cena horrible. El chorizo a la basura, el pan quemado, la pizza sin mas…y la sopa… QUÉ NARICES ERA ESOOOO?? SOPA O VENENO?
Uf, y encima hemos conocido a un australiano que se reía de nosotras TODO EL RATO. Pero ehto que eeeeeeeeeeh??????
Y para acabar ya del todo… el bajar a un pub a por una caña se ha convertido en una charla filosófica-religiosa-política en pijama, comiendo galletas y mostrando nuestro descontento con el mundo.
Cualquier día cambiamos el mundo y no se entera nadie.
Pero mientras llega ese momento seguiremos discutiendo opiniones en pijama, cantando por la calle, riendo como locas por alguna torpeza, comiendo chocolate, y haciendo lo que mejor sabemos hacer: ser nosotras mismas.
Me encanta la vida Erasmus.
See you soon
Amaia