Soy genial. Sí, siempre lo he sabido pero hoy, lo confirmo. Lo mío es para darme de comer aparte. O no darme.
A ver, digamos que hoy ha sido un día extraño. Extrañísimo. Todo ha empezado como todos los viernes: levantándome tarde. No pasa nada. La cuestión es participar. Las clases a las nueve de la mañana deberían estar prohibidas. Y más si son para pintar rayajos. Qué dolor, qué dolor.
Bueno, qué dolor de garganta. Y que tos de camionero. No pasa nada. Al menos hoy no he despertado a toda la casa con mis toses. Creo. Así que nada. Pero por si acaso me he dicho, voy a ir al médico. Y meeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeecagoendiez la que se ha liado con el seguro. Que si tienes seguro, que si no tienes, que si vete para aquí, que si vete para allá… Nada, al final todo arreglado. Aunque me han reventado la siesta. Qué dolor, qué dolor.
Y total para nada, para que me diga el médico que ya no tengo nada, que la tos se me pasará sola. Pues vaya gracia, en cualquier momento se me saltan un par de costillas.
En fin, que a lo que iba…
Eran ya las cinco de la tarde cuando yo salía del médico. Iba sin lentillas. Todo quede dicho. Y nada… que digamos que a la salida de la uni hay una rotonda…con un arbolillo pequeño… Todo quede dicho. Y ahí estaba yo, en una de las aceras, esperando al autobús con mi poca frescura y mis ojeras. El bus tenía que pasar delante mía para llegar a la parada, en la otra acera. Já, y no voy y me doy cuenta a los cinco minutos, de que en el otro lado de la rotonda estaba el autobús de DOS PISOS esperando desde hacía rato? ¿Os podéis creer que no he visto un AUTOBÚS DE DOS PISOS? Aunque en mi favor diré que el autobús y el edificio eran blancos… al menos es un consuelo que me queda…
Claro, me he empezado a reír sola… Lo que ha traído consigo un ataque de tos digno de mí. Amazing estampa la mía. Guiri, tos de camionero, cegata, ojerosa… Oh dios, qué bellezón amigos.
Nada, pero esta vez al menos he llegado a casa con la línea de bus adecuada… y no dando una vuelta de mil demonios como ayer.
Ay, menos mal que todavía me quedaba chocolate en casa. El chocolate siempre lo cura todo.
Y aquí llevo toda la tarde… una tarde que iba a aprovechar haciendo tarea y tal… preparando lo que tengo que entregar y tal…
Vaya, que ni leches. Lo del autobús me ha dejado tocada… no sabía que estaba tan cegata. NO PASA NADA. Al menos todavía tengo la suficiente vista para disfrutar de esta belleza…
Para que luego nadie me entienda cuando digo que me quedo aquí…
See you soon,
Amaia