Siete y media de la mañana. Un frío que pela. Te levantas a la cocina a por agua. Vuelves a la cama con síntomas de hipotermia y dolor de tripas. La alarma te suena en una hora. Te acurrucas en la cama. Gozas, una hora más. Entras en clase a las diez.
Llaman a tu puerta. Es Isabel. ¿Estás lista? QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE???????????? Ah, que la alarma no ha sonado, no la has oído o la has apagado dormida. Son las nueve y media y el último bus es el de las 9:47. Rauda y veloz a prepararse. Menos mal que Isabel ha hecho de mamá y me ha preparado el nesquik. Y corriendo escaleras abajo que perdemos el bus. POR LOS PELOS DE UN CALVO.
Amazing despertar. Amazing comienzo de semana. Amazing el ataque al corazón que casi me da. NO PROBLEMA, como dicen por aquí los aspirantes a hablar español.
Y eso caraqueso, que no me he dormido en clase de milagro. Fucking life. ¿Y luego? A pensar en comida (para variar) y a no hacer nada. Porque claro, está genial quedar a las cuatro y media para ir al gimnasio. Pero es mejor aún que se te pase la hora…y el bus delante de las narices. No pasa nada. No llegamos a GAP. Hay mil personas en la cola.
Ah.. que guay, que hoy toca remo… Pues nada, a darle… Ah que también hay que correr… ah y bici… Ah no, que el maldito tirón no me deja en paz.
Parezco una abuela en cuerpo de veinteañera. Malditos patitos. Fue cumpliros y volverme de cristal. Y torpe como yo sola.
Al menos hemos tenido una amazing charla con Chuangmay sobre las condiciones de vida en China. Cualquier día os las escribo. Cualquier día. Si es que consigo no tener algún tirón en las manos.
Amaia